Explorando en el colegio
Paso a paso, nuestras aventuras se hicieron más audaces y arriesgadas. Aprendimos a encontrar lugares cada vez más ocultos para poder hacer lo que nos apetecía sin ser descubiertos. Empezamos a explorar los rincones más inaccesibles del colegio, escondidos tras los muros y los arbustos. A veces, nos arrastrábamos por debajo de las ventanas, sintiendo la suciedad y el polvo en nuestras piernas desnudas. Otros días, nos subíamos a los techos, balanceándonos peligrosamente sobre las tejas y las bardas.
Nuestro deseo se fue haciendo cada vez más fuerte, hasta que un día nos encontramos en un lugar que nunca habíamos visitado antes. Era una pequeña cueva, oculta tras una pared de piedra, casi invisible desde el exterior. Allí, nos desnudamos y nos dejamos llevar por nuestra pasión. Él me llevó a la cima de una pequeña colina y me hizo sentar en una roca. Luego, se arrodilló frente a mí y comenzó a lamerme con su lengua suave y húmeda. Yo me sentía tan excitada que apenas podía aguantar. Cuando llegó al clímax, él se colocó entre mis piernas y se penetró en mí con fuerza. Yo gimió de placer mientras él me movía arriba y abajo, cada vez más rápido, hasta que ambos llegamos al orgasmo.
Desde ese día, la cueva se convirtió en nuestro lugar secreto, nuestro refugio donde podíamos hacer lo que nos apetecía sin ser molestados. Nos encontramos allí muchas veces, explorando cada rincón y cada centímetro de la roca húmeda. Nos acurrucamos allí juntos, abrazándonos y besándonos, sintiendo la seguridad y la protección de ese lugar oculto. Era nuestro mundo propio, nuestro pequeño paraíso donde podíamos ser libres y vivir nuestros deseos.
Pero nuestro juego no pasó desapercibido para siempre. Un día, nos encontramos con uno de los profesores del colegio, que nos pilló en medio de una de nuestras aventuras. Él nos miró con un gesto severo, pero en sus ojos vi una chispa de curiosidad y complicidad. Nosotros nos sentimos culpables, pero también un poco orgullosos de haber descubierto ese mundo oculto y secreto.
El profesor nos hizo prometer que no volveríamos a hacerlo, pero sabíamos que no podríamos cumplir esa promesa. Nuestro deseo era demasiado fuerte, nuestra pasión demasiado intensa. Así que nos encontramos una y otra vez en nuestra cueva secreta, disfrutando de nuestros juegos y nuestras aventuras, siempre conscientes de que podíamos ser descubiertos en cualquier momento. Era un riesgo, pero también era una parte importante para nosotros.
¿Alguna vez tuviste experiencias similares?
.
Que buen relato, me gustaría saber en que otros lugares lo hicieron, alguna vez los descubrieron en pleno acto sexual?
ResponderBorrarSí nos descubrieron
BorrarAdrenalina a millon
ResponderBorrarEso lo hace más rico
Borrar