Nuevas experiencias, parte 2

 


El experimento que intenté al salir del colegio, de mostrar mi ropa interior, funcionó. Varios chicos se me acercaron a intentar a hablarme. La situación se salió un poco de control, porque fueron varios los que se acercaron. 

Cuando ya había un grupo alrededor mío, me abroché los botones, me bajé del muro y les dije que fueran a comprarme un helado. Algunos se fueron, otros me acompañaron a la heladería. Al final no supe quien me compró lo que pedí. Pero, nos sentamos y comenzamos a charlar. Ellos comenzaron a decirme que estaba muy rica y que querían cogerme. Yo les comencé a preguntar sus sus experiencias. Era evidente que la mayoría exageraban, pero las mujeres tenemos un instinto que nos permite identificar esas exageraciones. Así pues los iba descartado como posibles encuentros sexuales. 

Había un chico mayor, que se quedó, comentaba poco, pero estaba guapo. La verdad ya lo había visto antes y había sido tema de discusión con mis amigas. La incógnita era conocer el tamaño de su miembro y su desempeño en la cama.

Después de alrededor de dos horas de estar en la heladería, les dijo a los chicos que quedaban que debía irme a casa. Me despedí, pero le pedí al chico mayor que me acompañara.

El chico mayor aceptó acompañarme a casa, y mientras caminábamos, comenzamos a hablar más abiertamente. Me dijo que estaba impresionado por mi inteligencia y mi forma de pensar, y le confesé que también estaba interesado en él desde hacía tiempo.

Me senté junto a él en el sofá, y él comenzó a hablarme sobre sus gustos y aficiones. Parecía ser una persona muy interesante y con muchos hobbies. Yo estaba intrigada por conocerlo mejor y estaba interesada en saber más sobre él, especialmente en el tamaño de su miembro y cómo era en la cama.

Pero como mi mamá estaba cerca y al ser un alumno mayor, no tuve excusa para llevarlo a mi habitación, no había oportunidad de hablar sobre esos temas más profundos. Entonces, él se despidió y se fue, dejándonos a mi mamá y a mí con un sentimiento de incertidumbre sobre si volveríamos a vernos.

Sin embargo, esa misma noche, mientras mi mamá se había dormido, decidí buscar más información sobre él. Saqué mi teléfono y busqué su nombre en las redes sociales, y luego comencé a enviarle mensajes privados para saber más sobre él. Poco después, él respondió y comenzamos a hablar sobre nuestras preferencias sexuales, incluido el tamaño de su miembro y su desempeño en la cama. Estaba emocionada de saber que cumplía con mis expectativas, y pronto comenzamos a planificar nuestra próxima cita. Esta vez, sin la supervisión de mi mamá.

¿Les gustaría saber cómo continuó la historia con él? Los leo en comentarios.

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